En algún momento de mi carrera consideré enfocarme al diseño de escenario para el teatro. La inquietud surgió a partir de descubrir el trabajo escenográfico de Joao Mendes Ribeiro. Lo vi en una revista enfocada a arquitectura Portuguesa. Venían cuatro escenarios diseñados por él. Fue suficiente para cuestionar lo que yo estaba haciendo y en la plataforma en donde lo estaba haciendo. Es importante en este momento aclarar que los primeros proyectos que desarrollé saliendo de la escuela fueron mobiliario. Diseñaba, en mi mente, más que mobiliario. En mi mente, los dispositivos que estaba diseñando eran pequeñas maquinas abstractas, que conforme uno las iba utilizando se iban desplegando y adaptando. Pero en algún momento, de esas dudas que suelen surgir cuando uno es un diseñador novato, sentí que me estaba limitando a trabajar a la escala de mobiliario y sentía que debía saltar a la escala. Al final de cuentas, yo había estudiado arquitectura. Me habían entrenado para construir edificios.
De pronto, en esta revista, me topé con el trabajo con el que más me he identificado en mi vida. Yo quería hacer el trabajo que Mendes Ribeiro estaba haciendo. La ironía, vista desde el día de hoy, ya con años de distancia, es que mi trabajo no se diferenciaba mucho del de Mendes Ribeiro. Lo único era que yo no estaba trabajando en el teatro. Mis muebles eran diseñados para clientes privados, clientes que hasta ahora reconozco su excentricidad. Ellos me permitían jugar. Una mesa nunca era tan sólo una mesa. Una mesa podía ser un subi-baja que desplazaba a uno de los usuarios más lejos de la superficie de la mesa para permitir que el otro comiera mientras él hablaba. Una repisa no era tan sólo una repisa, una repisa era toda una maquina tipo navaja armada Suiza, en donde múltiples repisas se desplegaban del cuerpo principal, cada una con una función articulada.
Entonces, ¿por qué sentía un anhelo por hacer el tipo de trabajo que Mendes Ribeiro estaba haciendo para el teatro? La respuesta más sencilla era simplemente por su teatralidad. Pero mientras lo escribo, me pregunto qué quiere decir eso: teatralidad. A mi parecer, las piezas que Mendes Ribeiro diseñaba para las distintas obras de teatro tenían algo en común: Eran dispositivos abstractos. Imagínense la siguiente escena: un escenario completamente obscuro. Una caja de madera es el único elemento presente en el escenario. Es difícil comprender su escala. Un actor sale al escenario. Se para en frente de la caja. Por primera vez reconocemos la caja no mide más de lo que una barra de cantina casera suele medir. Una actriz sale al escenario. Comienzan a discutir. Ella se ve agotada por la discusión. Toma una esquina de la caja y la jala. Una silla se desprende de la caja. Conforme la obra de teatro continua, la caja se transforma en escalera, en cama y en balcón. Es increíble que tan sólo una caja de madera pueda hacer tanto. Por supuesto que gran parte de la transformación es viable por el talento de los actores. Ellos son los que nos incitan a imaginarnos la mutación de la caja. Ellos nos transportan a diferentes lugares. Pero algo en la simplicidad de la caja, en su carácter abstracto, permite las mutaciones. La caja no es un mueble, es un dispositivo. Los actores lo usan, no para sentarse o para subir, sino para transportarnos. Su simplicidad y abstracción formal lo hacen un objeto mudo. No comunica “soy una silla y una escalera”. Es un transformer. Nuestra fascinación se exalta en el momento de transformación. Es cuando vemos como el actor jala una superficie, sube una parte de la caja sobre sí misma para generar la escalera que sentimos una sensación de sorpresa. No lo vimos venir. Fuimos tomados por sorpresa. Y eso, en el diseño, no es un logro menor.
En otro escenario, son cuatro cajas las que ocupan el escenario. Ellas están pintadas por tres lados de un rojo brillante. Una vez más la obra comienza con las cajas aisladas en el escenario blanco. De pronto vemos bajar por lo que suponemos es una rampa al fondo del escenario a una actriz con un vestido del mismo rojo que las cajas. Su paralelismo cromático nos hace saber que las cajas jugaran un personaje más en la obra. Conforme la obra continua, las cajas se separan. Algunas son ocupadas en su interior por actores. Una misma caja funciona como confesionario, como espacio de meditación y como guillotina. Todo a partir de una ventana que se abre al exterior o una tabla minúscula que se posiciona justo debajo del cuello del actor que ocupa la caja. Pero eso no es todo. Mendes Ribeiro ha extendido sus dispositivos. La rampa que sospechábamos rodeaba el escenario se ve iluminada. No como objeto. Se ilumina su trayectoria. Vemos un fondo rojo, idéntico al de las cajas y los vestidos ocupar el fondo en diagonal. Los cuerpos que la recorren se vuelven siluetas obscuras. Una vez más el escenario juega un papel; es un personaje más.
Supongo que para muchos actores y directores, el trabajo de Mendes Ribeiro puede ser demasiado protagonista. La gente va al teatro a ver actores actuar. Pero una vez más, hacer de una caja un objeto enigmático no es cosa de todos los días. Mendes Ribeiro cuenta con el talento, de restricción monástica, de hacer de un objeto minimalista un dispositivo con múltiples funciones, de lograr que un objeto abstracto tome presencia y cuya presencia sea entrañable.
Lo que he aprendido de Mendes Ribeiro es que los objetos no deben ser tan sólo objetos. Los objetos, al final de cuentas, terminan acompañándonos en nuestras vidas. Juegan un papel en nuestras vidas. El papel puede ser menor o puede ser mayor. Al final de cuentas, qué papel juegan no debe quedar en manos del diseñador sino del usuario. Pero sí creo que el diseñador debe ofrecer opciones. De ahí que de Mendes Ribeiro he aprendido que un dispositivo es justamente eso, un utensilio que nos permite adaptarlo a nuestras necesidades. Un dispositivo se vuelve maquina en cuanto nos apropiamos de él; Un dispositivo hace engrane con nosotros. Un mueble es un objeto utilitario de nuestras vidas cotidianas. Un dispositivo (espacial) es una herramienta que nos ayuda a ocupar el espacio.